El fin de semana pasado comenzó lo que me gusta llamar "la temporada de invierno".
Después de gozar en Fuerteventura de un clima cálido y una temperatura del agua envidiable, tocaba volver al Cantábrico. El agua continúa bajando su temperatura, ya está en 15º-16º y aunque algunos aguantamos sin escarpines, pronto no nos quedará más remedio que forrarnos de neopreno.
El caso es que con el invierno los temporales se hacen notar, y el mar de fondo trae una fuerza descomunal. La costa se ve azotada por continuas borrascas que emergen en el Atlantico norte, y que durante unos días antes y después de su paso, nos dan la posibilidad de disfrutar de buenos swells. Eso, siempre que el viento nos de una tregua o bien acompañe con una buena dirección.
Generalmente, durante el invierno y cuando el oleaje es de gran tamaño, Hendaya se convierte en un refugio perfecto donde poder surfear. La forma de bahía de su playa y su protección entre montañas, hacen que el oleaje entre con menos tamaño que en los alrededores y el viento sea de menor intensidad.
El viernes y el sábado compartí con Victor un par de buenas sesiones en la playa de Hendaya.
Durante el puente de la constitución, las condiciones fueron inmejorables. Swell de entre 2 y 3 metros, periodo 12, viento ligero del sur-sureste y sol.
El jueves las series grandes eran de unos 2 metros, y el fondo no las soportaba bien, por lo que rompían en bloque sin posibilidad de surfearlas. Teníamos que esperar a olas entre series y aunque el periodo era 12, las series eran continuas, y no había descanso dentro del agua. Victor disfrutó de lo lindo, mientras yo seguía cogiendole el punto a la Resin8. Al final, disfruté de un par de buenas olas con salida, aunque salí del agua con la sensación de poder aprovechar más olas. Poco a poco me voy haciendo a la tabla, aunque solo llevo 2 baños con ella, pero todavía dejo escapar alguna ola que no debiera.
El viernes, aunque la previsión era la misma, la cosa cambió considerablemente. Podíamos esperar la serie tranquilamente y el tamaño bajó medio metro, las series grandes eran surfeables y para colmo, estábamos solos en el agua. Más no se podía pedir.
Tanto Victor como yo nos pusimos morados de coger olas. Derechas e izquierdas sin descanso durante casi 2 horas. Nos salimos del agua con la pena de no poder surfear más por el esfuerzo, sabiendo que días como estos había muy pocos durante el año, y menos durante el invierno. Al menos, Victor entró con la Gopro y sacó algunas fotos que merecen mucho la pena. Os dejo unas de muestra.
Durante esta semana, la costa se está viendo sacudida por un tremendo temporal con olas de entre 8 y 9 metros, y unas racha de viento tremendas. El domingo, si el viento nos da una tregua, entraremos de lleno en el invierno...
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