Último
día. Como la noche anterior nos entretuvimos tomando algún que otro Gin tonic
por Peniche, nos hemos dado el lujazo de levantarnos a las 7 en vez de a las
6:30. La verdad que si hubiera sido antes me hubiera costado mucho levantarme.
Hoy
es el primer día que luce el sol desde la mañana, lo cual se agradece mucho.
Desayunamos y comenzamos nuestra ronda de visitas a las playas para ver qué tal
las condiciones. Al llegar a Lagido nos encontramos con que el swell no ha
bajado apenas. Sigue estando muy grande y por momentos impracticable. Cantinho
de Bahia y Bocaxica es un non-stop constante con olas nada limpias. En Molhe
del Este entra swell, pero al ser marea alta no hay posibilidad de surfear.
Así
que con cierta alegría por poder descansar un poco más, volvemos a casa y
dormimos un par de horas más. Tras la siesta mañanera, vuelta a Lagido, que ha
mejorado un poco pero no lo suficiente a mi entender y el de Erwan, que nos
quedamos fuera. Anthony, Jan y Toby entran. Tras 45 minutos están fuera otra
vez. Las condiciones dentro parece que son peores incluso que desde fuera,
porque no han podido disfrutar mucho y les costaba mantener el sitio con las
continuas series que entraban.
De
vuelta a casa, otro rato de relax mientras Jan se dedica a lavar los coches.
Anthony y yo vamos a comprobar qué tal está Molhe del Este, puesto que la marea
ya estará lo suficientemente baja como para poder hacer algo. Efectivamente,
hemos encontrado un sitio en el que poder surfear más o menos tranquilos, por
lo que volvemos a casa a avisar a los chicos y coger todo el equipo para darnos
un baño.
Cuando
entramos al agua sólo hay 5 personas, por lo que estaremos a gusto. Hay un
profesor con un par de chavales que se llevan las mejores olas del día,
mientras nosotros hacemos lo que podemos, puesto que la serie tarda en llegar,
y muchas de ellas son rápidas y cierran en bloque. Aún así, un baño de más de
una hora al sol y con los amigos siempre merece la pena.
Tras
dejar las cosas en casa y comprar algún recuerdo, volvemos a Lagido, donde bien
provistos de bebida y comida disfrutamos de la tarde. El tiempo en Baleal se
acaba y hay que disfrutar de todos los momentos.
Para
poner punto final a la semana, hemos quedado con Marcos y Bruno para cenar. Nos
llevan a un pequeño restaurante que regenta un pescador del pueblo, en el que
todo o casi todo lo que hay, lo pesca el mismo. Dejamos todo en manos de Bruno
y pide varias mariscadas para compartir. Es un auténtico festival del marisco,
compuesto por Percebes, gambas, camarones, ostras, langostas, txangurros,
nécoras, caracolas de mar y alguna que otra cosa que se me olvida… todo regado
con un buen vino verde de la zona. Qué mejor forma que acabar el viaje disfrutando
del mar de otra manera. IMYAA
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